Esta artista autodidacta nacida en Argentina y residente en Almería cambió de vida al tener su segundo hijo, abandonado su trabajo remunerado y decidiendo que la crianza fuera su principal dedicación. Esta decisión trajo consigo una nueva pasión, la pintura, que fue cultivando en bajito mientras sus hijos dormían. Del baile del pincel empapado en acrílico sobre el lienzo en ese tiempo que era solo para ella comenzaron a emerger mujeres y más mujeres, mujeres llenas de color y detalles que te hacen viajar a distintas partes del planeta y que te invitan a perderte en la multitud de detalles que esconde cada pintura, mujeres de ojos enormes que se abren y se cierran según la dirección que sigue su mirada, hacia el mundo o hacia dentro.
A La Guajira llega la exposición más personal de esta artista hasta la fecha, en la que representa una serie de momentos que pasan en la vida de una mujer que podría ser cualquiera o ella misma. Los enormes ojos de sus protagonistas aparecen cerrados con más frecuencia que en otras ocasiones y esto nos lleva dirige, inevitablemente a un viaje hacia la intimidad, en el que aparece, por primera vez, una figura masculina. Como siempre, sus figuras están acompañadas de texturas y detalles en los que perderse.